El texto encuentra un cuerpo de Margo Glantz
En su época, las japonesas se enorgullecían de tener los cabellos largos, lisos y negros como el azabache. Ninguna mujer pensaba en cortarse o rizarse el cabello y las que nacían, para su desgracia, con los cabellos crespos, se preocupaban enormemente por alisarlos con tenazas y toallas calientes. Se consideraba además que era una vergüenza ser vista por los otros con el cabello desordenado, y una de las más rígidas formas de moralidad consistía en mantener el cabello femenino siempre perfectamente peinado; las mujeres que lo tenían suelto o desordenado eran consideradas inmorales o libertinas, aunque en ese tiempo se puso de moda añadir a la estricta elegancia y nitidez del peinado algunos cabellos artísticamente fuera de lugar para evocar ciertas resonancias eróticas. El libro de Akiko les permitió a las mujeres japonesas avanzar en su camino, el pelo desordenado "suavemente" se ligó a la liberación femenina, a fin de que pudieran disponer de su cuerpo más libremente, aunque solo fuera en la poesía. |