Redoble por Rancas de Manuel Scorza
-Nos consideran bestias. Ni nos Hablan. Si nos quejamos no nos ven;si protestamos... Yo me queje al prefecto. Yo lleve los cameros, mi alférez. ¿Que dijo? El alférez sacó lentamente su revolver. -Ya no falta nada-dijo y disparo. (...) Semanas después, en sus tumbas, sosegados los sollozos, acostumbrados a la húmeda oscuridad, don Alfonso Rivera le contó el resto. Porque los enterraron tan cerca que Fortunato escucho los suspiros de don Alfonso y consiguió abrir un agujero en el barro con una ramita. |