J. J. Sánchez y el Cocodrilo que lloró de noche de M.B. Brozon
Y ahí, en medio de la selva, mirando las estrellas con el fondo musical del río y del murmullo al que ya me estaba acostumbrando, entre todos los kilos de preocupaciones que sentía encima, alcancé a reconocer unos gramos de felicidad que hacían que lo demás pesara un poco menos.
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