Cartas de amor y de rebeldía de Lydia Cacho
Y no, mamá, no es cierto que quiera dejar el colegio por floja, lo dejo para perseguir mis sueños y porque estoy aprendiendo más en la vida, en la calle, en los libros, que encerrada ocho horas en una escuela rodeada de chavos estúpidos, de chavas que sólo piensan el tener novios y aprender a maquillarse.
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