Diario de una resurrección de Luis Rosales
«¡Para toda la vida no!» He caído tantas veces que el aire es mi maestro; sólo puede acabarse lo que al vivir se olvida, si nuestro amor fue siempre como una despedida, cuando todo termine quedará lo más nuestro. Ya he empezado a morir para aprender a verte con los ojos cerrados y pienso que es mejor, para toda la vida no basta un solo amor, tal vez el nuestro sea para toda la muerte. |