El viaje de Luigi Pirandello
De los escaparates, de los rótulos, de las lunas de cristal de las tiendas, solo sintió la vida, la vida, la vida irrumpir alborozadamente en su alma por todos los sentidos estremecidos y exaltados casi por una ebriedad divina; no pudo sentir ninguna angustia, ni siquiera una pasajera preocupación por la muerte próxima e inevitable.
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