Orlando furioso, tomo I de Ludovico Ariosto
No estoy diciendo (gran error sería) que no os dejéis amar, pues sin amante seríais como seca vid sin tronco en que poder brotar o hallar amparo. Sólo os digo que huyáis de los mocitos de bozo escaso y de ánimo voluble: cogedlos no muy verdes ni muy duros, pero que no se pasen de maduros. |