Ana, la de Tejas Verdes. Ana, la de la Isla de Lucy Maud Montgomery
«Ya termina la cosecha, ya se va el verano», citó Ana Shirley, mientras contemplaba soñadora los campos segados. Diana Barry y ella habían estado recogiendo manzanas en el huerto de Tejas Verdes, y ahora descansaban de sus labores en un rincón soleado al que llegaban ejércitos de semillas voladoras traídas por la brisa veraniega, templada todavía con el aroma de los helechos del Bosque Embrujado.
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