Hija del camino de Lucía Asué Mbomío Rubio
Juntos exhumaron la historia enterrada y juntos recibieron el abrazo de una realidad en la que las personas negras no eran eternas segundonas sino protagonistas, héroes y heroínas. Primero los leía Sandra y después él, o a la inversa, y los comentaban. Cada página les daba un motivo para recordar que eran importantes, que existieron y que existían.
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