El abanico de seda de Lisa See
Subí por la escalera, sujetando la cesta con una mano. Cuando me acerqué a Flor de Nieve, vi que las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Mi laotong, al igual que la otra mujer, llevaba prendas acolchadas de color gris, gastadas y remendadas. Me paré en un escalón antes del rellano. - Nada ha cambiado - dije - Somos almas gemelas |