Esposa por la mañana de Lisa Kleypas
(…) De repente, lo asaltó una sensación febril y desagradable que no le era nada familiar. ¿Acaso se trataba de celos? Dios, sí. Estaba celoso por culpa de una flacucha engreída que lo ofendía y lo fastidiaba a la mínima oportunidad. ¿Se trataría de una nueva forma de perversión? ¿Habría desarrollado Leo una atracción enfermiza por las solteronas? |