Infamia de Ledicia Costas
El frío fue instalándose en Merlo como una nueva pareja que no pide permiso. Un día deja en tu casa un par de libros porque necesita sentir que ese lugar le pertenece un poco. Semanas después libara un cajón y mete alguna ropa. Se acomoda en un sitio concreto del sofá y escoge un lugar en la mesa de la cocina que ya nunca va a abandonar. De repente, ya no existen los límites. Ni siquiera recuerdas muy bien cómo era todo antes de su llegada.
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