Cóctel siniestro de Lawrence Blochman
Caminamos por un senderito que conducía, a través del bosque, al camino. El canto de dos pájaros nos sirvió de acompañamiento musical mientras caminábamos y el plumaje azul de sus alas brilló a la luz del sol, mientras volaban a través del paisaje otoñal. De nuevo el silencio se apoderó del bosque. La calma reinante debió resultar idílica. Pero no fue así. Para mí fue siniestra. Cada paso que daba entre las hojas secas, me recordaba los pasos del asesino.
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