El engaño de Laura Lee Guhrke
—¿Qué es lo que estás diciendo? ¿Que al final te has enamorado de Margaret? —¡Pues claro que me he enamorado! —gritó, y golpeó la mesa con tanta fuerza que la taza de Edward se balanceó—. ¡Es mi mujer, maldita sea! —Vaya, vaya —murmuró el vizconde sin poder evitar sonreír—. Incluso las torres más altas terminan cayendo. —¿Qué se supone que quiere decir eso? —quiso saber Trevor, cogiendo la tetera de plata para servirse una taza de café, cosa que empezaba a hacerle mucha falta—. ¿Y qué es lo que tiene tanta gracia? —añadió cuando su amigo se echó a reír. —Tú —respondió Edward mirándolo con lástima—. Estás fatal. —Y añadió, citando las palabras que tres meses antes le había dicho Trevor a él—: Mira que enamorarte de tu propia esposa. |