Las manos quietas, que van al pan de Lara Smirnov
Nina tragó saliva. Estaba emocionada, contenta, orgullosa... y excitada, como cada vez que tenía a ese hombre a menos de cinco metros de distancia. -Gracias, chef |
Las manos quietas, que van al pan de Lara Smirnov
Nina tragó saliva. Estaba emocionada, contenta, orgullosa... y excitada, como cada vez que tenía a ese hombre a menos de cinco metros de distancia. -Gracias, chef |