Ay, ay, ay. No sé cómo expresar el problema que creo que tiene este libro (según mi opinión) y que explicaría también (creo) por qué tiene reseñas tan bajas. Marco spoiler porque necesito explicarme bien. Empecemos por el principio: chica de 26 años, con sueños de ser guionista, trabaja en un catering y sirve en la gala de Los Oscars. Allí conoce al famoso productor que es 41 años mayor que ella, es decir, tiene 67. Ella perdió a su hermana, a la que recuerda constantemente; y él ha estado casado tres veces y sabe de la vida más de lo que demuestra; vamos, que cuando Advika va, este ya ha vuelto cinco veces. Hasta aquí podría pintar bien si no fuera por el hecho de que en ningún momento sabes qué motiva a los personajes. Y creo que es el defecto principal del libro. La historia se centra en que Advika se deja llevar por las palabras románticas de Julian, y también se somete a la presión e insistencia de él para hacer las cosas a su manera. Pero en ningún momento la obliga de forma abierta, por lo que estás preguntándote durante toda la lectura si Advika no es la que cava su propia tumba: no quiere hablar de sus exmujeres, ni de su familia, ni de su vida pasada. (De verdad, Advika, entiendo que fueras inocente, pero lo tuyo era demasiado). Se comprometen, o mejor dicho él la obliga a ella con sus tonterías y ella acepta porque es todavía más tonta. Me explico: si sabe que la está obligando y que va a ser su perdición ¿por qué aceptar? ¿Por que aceptar si ni siquiera está enamorada? ¿Por qué aceptar cuando sabe que la está sometiendo con sus niñerías típicas de: "si no me respondes ahora, me voy a dar una vuelta sin ti, ¡ea, te quedas en la habitación sola!"? Solo le faltó la pedorreta. En fin, que ni idea. Pero bueno, pensemos que si no lo hubiera hecho, no tendríamos historia. Vale, acepta. A partir de aquí Advika va descubriendo (o no, mejor dicho va haciendo caso) las facetas de Julian: manipulador, controlador y caradura. En fin, que no es una sorpresa porque ya era así durante el noviazgo (prácticamente exprés), y sí, ella ya lo sabía. No tiene remedio. Bueno, ahora viene la parte en que dices: ¿cómo? Porque la primera exmujer muere y en su testamento deja por escrito que si Advika se divorcia de él, le da un millón de dólares. Y aquí, la fantástica Advika dice: "Vaya, que cosa más rara, ¿lo dirá por algo?" Pues no sé Advika, la verdad, ¿que se acueste contigo y pronuncie el nombre de su segunda exmujer no te preocupa lo más mínimo? Se pone a investigar, vale, pero ¿con qué fin? Y no, la motivación no es el dinero de la herencia. Ella no tiene intención de divorciarse, simplemente lo investiga para conocer su pasado y saber con quién se ha casado realmente. ¿Ahora, alma en pena? ¿Ahora? Con lo fácil que es buscarlo en Google. Pues lo que va encontrando no le gusta ni un pelo. Bien. ¿Se divorcia? No. Sigue buscando. Sigue sin gustarle la info. ¿Se divorcia? No. ¡Jesús! ¿Para qué buscas si no te vas a divorciar? ¿Y si quieres divorciarte porque ya de por sí te parece controlador, entoces para qué te molestas en buscar y en saber más? Hija, sé práctica. Hasta que... le da por leer el acuerdo prenupcial (sí, no lo había leído) y descubre que lo que pone no le gusta en absoluto. ¡Vaya! Sinceramente, podría haber empezado por ahí y se hubiera ahorrado todo el embrollo. ¿Lo manda lejos? ¡Sí, por fin! Bueno, que me dejo algo que me quedé a cuadros: su sueño de ser guionista sin apenas escribir, sin hacer el esfuerzo, sin buscar contactos por su cuenta, peeeeero con la finalidad de tener una piscina y una casa grande, además de cero preocupaciones. Ay, señor, de ilusiones se vive. En fin, que al final cada uno por su lado y santas pascuas. Un divorcio fuera de cámara después de todo y un desenlace de lo más sobrio. Con personajes planos, sin motivaciones claras y que no convencen; con personajes secundarios que no aportan nada, y una trama que al principio promete, pero se transforma en algo soso y sin sentido. + Leer más |