Vi. Una mujer minúscula de Kim Thúy
“Desde la llegada de los primeros tanques comunistas a Saigón, mi abuelo nos ordenó quemar los libros de contenido político. A lo largo de las semanas siguientes desgarramos también los libros de historia, las novelas y las antologías de poesía para eliminar al menos una acusación de traición por posesión de instrumentos antirrevolucionarios.”
|