Playboy de Katy Evans
—No es mi… —Subo —anuncia por fin Ojos Plateados, que interviene en el momento justo. Reclama atención y la consigue. Los demás jugadores se ponen alerta. Mi acompañante tartamudea: —No… No puedo igualar la apuesta… Me he quedado sin fichas. Ojos Plateados se vuelve hacia mí despacio. Su rostro es un enigma. —La chica. Pongo los ojos como platos. |