El alma moderna y otros cuentos de Katherine Mansfield
Y durante todo el trayecto no vio nada más que una muñeca de cera con un penacho de pelo dorado, tumbada, dócil, con las manitas y los piecitos cruzados. Y justo antes de llegar al Princes vio una floristería llena de flores blancas. Ah, qué idea tan perfecta. Lirios del valle y pensamientos blancos, violetas blancas dobles y una cinta de terciopelo blanco...Para una pequeña niña...
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