La hija del huracán de Kacen Callender
Nadie me decía: «Siéntate con nosotras, Caroline». Así que me pasaba el resto de la comida sintiendo lástima de mí misma y tratando de recordar que los niños que siempre estaban solos, como yo, eran los que luego crecían y llegaban a ser alguien que todos desean ser.
|