El Premio de Julie Garwood
Dios que momento tan emocionante. Nicholaa siguió abriéndose paso entre la multitud hasta que llego a Royce. Cuando estuvo a menos de medio centímetro de el, se detuvo. No dijo ni una sola palabra. Solo le miro, durante unos eternos minutos. Royce no podía creer que ella estuviera parada allí. Meneo la cabeza. Ella asintió. -¿Royce?- Nicholaa apenas murmuro su nombre, pero el lo escucho de todos modos. -¿Si, Nicholaa? Su sonrisa le cautivo. Ella le hizo un gesto para que se le acercara. Luego se puso de puntillas y le susurro al oído: -Jaque mate. |