El arte sombrío de Juan de Dios Garduño Cuenca
Caminó, arropado por la noche estrellada y acompañado por el ruido de las lechuzas, hacia la tupida vegetación donde había escondido el cadáver envuelto en mantas oscuras.
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El arte sombrío de Juan de Dios Garduño Cuenca
Caminó, arropado por la noche estrellada y acompañado por el ruido de las lechuzas, hacia la tupida vegetación donde había escondido el cadáver envuelto en mantas oscuras.
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