La radio de piedra de Juan Herrera
Porque nadie podrá negar que las guerras, además de una vergüenza, son un gran espectáculo. Las guerras tienen prestigio, y cuando más sangrientas y crueles, más prestigio. A pesar de su coste disparatado y del derroche de dolor y de odio que provocan durante generaciones, las guerras siempre han sido las madrastras del progreso.
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