El corazón de las tinieblas de Juan Gabriel Vásquez
Cerca del edificio encontré a un hombre blanco vestido con una elegancia tan inesperada que al principio lo tomé por una suerte de espejismo. Vi un cuello almidonado, unos puños blancos, una chaqueta ligera de alpaca, unos pantalones níveos, una corbata de seda clara y una botas embetunadas.
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