Montañeros, un engaño salvaje de José de la Rosa
Claire se volvió. Rhett estaba a su lado, tan cerca que le impactó su aroma. Un olor a tierra mojada y a raíces. La miraba fijamente. ¿De una manera especial? Debían ser ilusiones suyas. Un hombre como aquel no tendría problemas en llamar la atención de cualquier mujer, incluso la señorita Bissette caería rendida a sus pies. De ninguna manera podía fijarse en ella. La diferencia de edad era abismal. Sin embargo…
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