Las rosas de José Maria Eça de Queirós
Poco a poco, como la filosofía le iba diciendo al alma del hombre que era inmortal, a la manera de los dioses, estas guirnaldas y diademas de rosas, que sólo se entregan a los inmortales comenzaron a ofrecerse a los hombres y, sobre todo, a las mujeres, por lo que en ellas había de divino. La rosa se convirtió muy pronto en la flor oficial del amor
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