No sé por qué, pero todo aquello ambientado en el mundo de la moda (libros, series, películas, realities…) me llama poderosamente la atención. Sólo por eso, “Aquel verano en París”, el debut literario del periodista experto en moda José Luis Díez-Garde, ya me tenía ganado incluso antes de empezarlo. Si a esto le añadimos que está inspirada en la figura de uno de los diseñadores más importantes que ha dado la moda española, la sencillez y elegancia de una portada que te transporta de forma inmediata a una época y un lugar, y una sinopsis que promete una historia de espías, amor y alta costura, la novela tenía todos los ingredientes para resultarme una lectura sensacional, como así ha sido. París, finales de los años 40: Mati, una joven costurera española, será una de las elegidas para viajar a la capital francesa para trabajar durante el verano en los talleres de la casa Balenciaga. Doña Julia, un mujer de clase acomodada, sueña con convertirse en la reina de la alta sociedad gracias a la fiesta de presentación en sociedad de su hija y al diseño del maestro Balenciaga que ésta vestirá. Sus caminos se entrecruzarán ese verano, convirtiéndose en protagonistas involuntarias de una historia de espionaje dentro del mundo de la alta costura. “Aquel verano en París” es el resultado de una interesante fusión de ficción y realidad, fruto de una notable labor de documentación. Ambientada en los últimos años de la década de los 40, en un momento clave para la moda española que supuso un profundo impacto en la evolución de la moda occidental, la historia se enmarca dentro de los talleres de la casa Balenciaga. Su forma de entender la moda le llevó a convertirse en uno de los máximo exponentes en el mundo de la costura. Pero no es esta una historia acerca del diseñador vasco, si no más bien de la pasión que su persona y sus diseños despertaban en la sociedad de la época. A pesar de contar con muy escasas apariciones a lo largo de la novela, su figura sobrevuela toda la historia, contribuyendo a ese halo de misterio que le rodeaba y que ha hecho que, después de terminarlo, necesite leer más acerca de su vida y su carrera. La novela trata, en mi opinión, fundamentalmente dos temas. Por un lado, la fascinación que la figura de Balenciaga despertaba en todo tipo de personas, reflejado a través de los personajes de Mati y Doña Julia, dos mujeres de distintas clases sociales pero con una pasión común. Mati ha vivido dentro del mundo de la costura desde que era una niña, disfrutando del proceso de creación del maestro y de construcción de las distintas piezas. Doña Julia, por contra, admira el resultado final y, sobre todo, lo que implica el poder vestir uno de sus diseños. Y por otro lado, la historia pone en valor el trabajo de las costureras, de todas esas mujeres cuya dedicación y esfuerzo eran imprescindibles para poder sacar adelante las colecciones. Ellas, su compañerismo y la amistad que forjan durante esos días, son las auténticas protagonistas. Mati es un personaje que resulta simpático para el lector (a pesar de alguna que otra acción reprochable y de la que ella misma no tarda en arrepentirse), con una mezcla de ingenuidad y anhelo por conseguir sus sueños. El verano en París será como un despertar para ella. La atmósfera artística de la capital francesa, en la que conocerá a personajes reales que tendrán un papel clave en el mundo de la moda, le llevará a un autodescubrimiento de sí misma, cuestionándose ciertos aspectos que se esperaban de las mujeres en la época y liberándola en parte de su mentalidad más clásica. “Aquel verano en París” mete de lleno al lector en el competitivo y exigente mundo de la alta costura, mostrándole los entresijos de las casas de moda, los talleres y su funcionamiento, y el proceso que lleva a convertir un simple boceto en una obra de arte, en una historia amable y acogedora, con un estilo sencillo y de fácil lectura. Espero que esta haya sido la primera de muchas historias que estén por venir porque me ha encantado. + Leer más |