Ciudad espejo de José Antonio Bonilla Hontoria
No hubo besos, ni gesto alguno de cariño. Habían fornicado como animales y así debían seguir sintiéndose. No había más. Roberto tardó en dormirse... después de llorar amargamente.
|
Ciudad espejo de José Antonio Bonilla Hontoria
No hubo besos, ni gesto alguno de cariño. Habían fornicado como animales y así debían seguir sintiéndose. No había más. Roberto tardó en dormirse... después de llorar amargamente.
|