Jorge Peredo
Arde el horizonte, arden las entrañas desparramadas de los borregos y las de la novia salpicadas en la tierra bajo sus muslos. La primavera es una mentira; la verdad, las espadas y los fusiles, las cabezas en picas, los cuerpos colgados: las ciudades rojas como balazos en la piel de la noche.
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