Jorge Peredo
Cuentan que rasguñaba las puertas, que se ponía a ladrar bajo las ventanas y varias veces se salvó de que le pegaran un plomazo por esa maña que tenía de robar. Cuentan que era belga, y que su nombre era Sombra, así le puso el soldado, que tampoco era mexicano, que también llegó desde Bélgica para hundir las botas en el lodo de Veracruz. Invadió un país que prometía gloria y tesoros infinitos, promesas que ni a él ni a los suyos correspondía cobrar.
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