Vida con estrella de Jiri Weil
Hacía frío, pues la estufa no llegaba a caldear la buhardilla. Las puertas y ventanas no encajaban; en vano había tratado de sellarlas con calcetines viejos. Dos veces había deshollinado ya el conducto. Estaba cansado, lleno de mugre y desesperado. Tenía hambre y era la hora de comer.
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