Un cadáver con clase de Jessica Fellowes
—Koko, no podemos hacerlo —dijo Pamela, agarrando a Nancy del brazo. Sin embargo, pronunciar esas palabras equivalía arrojar el guante a los pies de Nancy: solo servía para fortalecer su voluntad y brindarle otra oportunidad de burlarse de su hermana pequeña. —No seas tan timorata. Alguien tiene que descubrir la verdad, y vamos a ser nosotras. |