Los Niños terribles de Jean Cocteau
Jamás se les hubiera ocurrido creer a ninguno de los dos que pudieran obtener, a cambio de su fervor, algo más que benevolencia. Encontraban admirable que se les tolerara, temblando con la idea de entorpecer el sueño fraterno y alejándose cuando se creían de más, por delicadeza.
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