Magnífica desolación de Javier Moreno
Distinguió asimismo algunos volúmenes de poesía. Nunca entendió el provecho que sacaban sus semejantes de leer aquellas historias. Tal vez los niños. Pero un adulto no debería sentir la necesidad de evadirse de la realidad. Que aquello ocurriese no era sino un síntoma de que algo andaba mal. Una sociedad que daba demasiada importancia a la fantasía era una sociedad inmadura, enferma.
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