El cielo está en cualquier lugar de Jandy Nelson
El pasillo se abre como el mar Rojo cuando entro yo, se acallan las conversaciones, las miradas flotan llenas de simpa tía nerviosa y la gente me mira como si llevara el cadáver de Bailey en brazos, como supongo que así es. Llevo su muerte encima, lo sé, y todo el mundo lo nota, resulta tan evidente como si llevara puesto un enorme abrigo negro en un bonito día de primavera.
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