Izaskun Chinchilla
La elección de la plaza dura debe ser contestada por la ciudadanía de forma activa, porque supone una pérdida insustituible para su salud y su bienestar y para la subsistencia de las especies vivas de la ciudad. […] Las únicas razones de peso para primar la plaza dura son, de nuevo, situar las actividades productivas (limpieza, seguridad, control del orden público, publicidad, comercio y organización de eventos lucrativos) por encima de los cuidados al medioambiente y a la salud –fórmula que este libro insiste en probar como equivocada-y, si se quiere entender de forma más perversa aún, preservar una cultura visual del orden y limpieza que ayuda a las y los arquitectos educados en el movimiento moderno a distinguir sus preferencias estéticas de las del pueblo llano.
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