Izaskun Chinchilla
La arquitectura hostil está dirigida, fundamentalmente, contra una parte concreta y especialmente vulnerable de la sociedad: los sin techo. También, aunque en menor medida, trata de evitar la actividad de otros colectivos, como los que practican ciertos deportes urbanos o comen o consumen alcohol en la ciudad o incluso los que tienen mucho tiempo para permanecer sentados y ocupar el mismo espacio.
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