Las vidas del protagonista y de Jazmín se cruzan luego de que el primero pierda a su querida mascota y la segunda fuera abandonada por su familia y por esos azares de la vida termine yendo a parar a la gran ciudad. Luego de su encuentro, ambos descubrirán lo bien que se complementan y que entre ambos pueden llenarse los vacíos que la ausencia les ha dejado. Para los que crecieron en mi época encontrarse el nombre de Ivar da Coll asociado a una historia de chigüiros no es extraño, pues él es el autor de la hermosa serie que tiene como protagonista a Chigüiro. Y si bien acá la protagonista también es un chigüiro, en esta ocasión se aleja de la serie de libros infantiles y nos presenta su primera novela gráfica. De la obra destaca el juego de voces con la que es narrada: A veces es narrada desde el punto de vista del personaje principal —una encarnación del mismo autor— y otras veces nos ofrece la voz de Jazmín. Ambas voces reflejan la forma en la que ambos se acomodan a su nueva vida juntos y los descubrimientos de su nueva vida. Con un grupo de viñetas contundentes, Jazmín tiene un juego visual que aprovecha muy bien los espacios y todos los recursos que los recuadros ofrecen. De la nada tenía al frente una viñeta del tamaño del libro abierto y otras veces estuve girando el libro para seguir la historia. Si bien es un libro encantador, que está lleno de alegría, risas y tristezas, creo que deja el mensaje erróneo sobre el tema de la fauna silvestre y su cuidado. Sobre este tema, creo que hubiera sido espléndido si el autor hubiera abordado la novela desde el tema del rescate y la reinserción de Jazmín a su hábitat natural, y no desde el punto de vista de tenencia de fauna silvestre en una ciudad. Creo que es un tema para coger con pinzas, más si es una lectura para niños. + Leer más |