40 abrigos y un botón: Una historia luminosa en la oscuridad del Holocausto de Ivan Sciapeconi
No me asustan las armas. Las armas matan y punto. Lo que me da miedo es la esvástica. Es el mismo miedo que sentía en los desfiles, en Berlín. Mi padre me señaló la esvástica desde la ventana. —No te fíes de quien necesita una bandera —dijo. —¿Por qué, papá? —Porque detrás de cada bandera hay un deseo de asustar, de enfrentar a unos contra otros. Solo eso. |