En esta gran novela, Klíma sostiene que la mayoría de los autores tienen su propio tema, su tormento, que impregna todo lo que hacen, lo que piensan o lo que escriben. También los lectores tenemos nuestros propios temas, aquellos que nos duelen de una forma especial y desde los que nos enfrentamos a las lecturas, transformándolas y conformándolas a nuestro espíritu. En Amor y basura me he sentido estrechamente cercano a este autor-personaje, a sus vivencias, a sus meditaciones, a sus temas, a su forma de narrar, tan cálida, tan próxima, tan de verdad. He sufrido y disfrutado con él y con su discurso carente de espacios que separasen sus diferentes pasados de su ahora, en el que nuestro protagonista, al mismo tiempo que barre la basura de esa ciudad a la que tanto ama y necesita y a pesar del régimen político que le margina, intenta barrer, sin conseguirlo, la suciedad de su vida, una basura que almacenamos sin querer, porque ninguna basura desaparece y siempre “nos arrolla y nos amenaza con la inhalación de su putrefacción”; esos “montones de pensamientos caducos” que dan vueltas a nuestro alrededor y que marchitan nuestras almas hasta hacerlas parecer sin vida. Es una novela sobre la contradicción que es vivir, sobre el conflicto irresoluble entre soledad y libertad, entre pensamiento y acción, entre el temor a perder a quien queremos y ahuyentar a quien deseamos por el temor a perderlo, entre la simpleza de lo yerkish que no despoja de lo mejor de nosotros y la complejidad de los pensamientos que fingen ser necesarios, útiles o hermosos, entre razón y sentimiento, entre verdad y mentira, entre amor y basura. Es un libro también sobre el dolor: por aquellos que desaparecieron de la forma más injusta (Klíma estuvo en su niñez en un campo de concentración y vivió la dictadura comunista y la primavera de Praga), por la muerte de su padre, por el amor que no llegó a ser, por el amor que no pudo satisfacer, por el amor al que no pudo ser fiel, por los miles de problemas humanos que no podemos resolver, por el paraíso perdido y los falsos paraísos que nos prometen, por la culpa arrastrada, por la vida que transcurre rápidamente, por la vida que no supimos vivir y por la que sí vivimos y se nos va acumulando entre amor y basura. + Leer más |