Violeta de Isabel Allende
Esas mujeres del campo me enseñaron que el coraje es contagioso y que la fuerza está en el número; lo que no se logra sola se consigue entre varias, y mientras más sean, mejor. Pertenecían a un grupo nacional de cientos de madres y esposas de desaparecidos, tan determinadas que el gobierno no había podido desbandarlas. La versión oficial negaba como propaganda comunista que hubiera gente desaparecida, y calificaba esas mujeres de locas subversivas y antipatrióticas. La prensa acataba la censura y no las mencionaba, pero en el extranjero eran bien conocidas gracias a los activistas de derechos humanos que la gente del exilio, que había mantenido durante años una campaña de denuncia contra la dictadura.
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