Vivir con edificios y caminar con fantasmas de IAIN SINCLAIR
Si hemos de mantener alguna relación con los edificios que nos preceden, debemos solicitarles que toleren nuestra intrusión. Las estructuras derribadas dejan una nube de polvo activo. Las nuevas edificaciones tienen hambre de narrativas. Cuando se tambalea esa ecuación, nos ponemos enfermos y buscamos chivos expiatorios entre los promotores inmobiliarios y los arquitectos. Pero los edificios y sus espacios interiores, dormitorios, pasillos y cocinas se convierten en autorretratos en evo-lución, en visiones de cómo contemplamos nuestra mejor versión. Ya sea trabajando o descansando, damos forma a quienes somos, y, a su vez, nos dan forma las paredes que nos contienen. |