Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Petit-Claud era uno de esos hombres profundamente retorcidos y de una doblez traicionera, que, después de haber observado las mudanzas del corazón humano y la estrategia de los intereses, no se dejan deslumbrar nunca por los atractivos del presente ni caen en el señuelo de la lealtad por nadie
|