Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Nadie que conociera a Lucien se habría sorprendido de esta abnegación: ¡era tan seductor!, ¡sus maneras eran tan cautivadoras!, ¡sabía expresar con tanta gracia su impaciencia y sus deseos! Antes de abrir la boca tenía ganada ya su causa. Privilegio fatal que pierde a más jóvenes que salva
|