Esta pequeña obra de teatro es una bienintencionada muestra de la vida en el interior de un convento de clausura de monjas dominicas. Dividida en dos actos, en el primero vamos conociendo los rituales de la vida monástica, presentando a las integrantes del convento con sus diferentes caracteres aún dentro del riguroso orden que reina en el interior. Por lo que respecta a las de mayor rango, la Priora es persona comprensiva y benévola y como contrapunto la Vicaria es rígida e inflexible. Entre las novicias más jóvenes se nota un mayor atrevimiento, encarnado de manera más notoria en la persona de Marcela. Otra figura destacada es el doctor, muy bonachón y bromista, acostumbrado al trato con las religiosas. Todavía en el primer acto, todo cambia cuando suena la campanilla del torno, su ventana con el mundo exterior, y aparece un cesto con un bebé y una nota suplicando que sean las propias monjas quienes se hagan cargo de él. Tras un intenso debate y con la decisiva intercesión del doctor, la criatura se queda con las hermanas. El intermedio de la obra es una serie de versos de boca de un personaje denominado Poeta donde se describe la transición desde el momento en que llega el bebé hasta otro punto, dieciocho años después donde comenzará el segundo acto. En el segundo acto, la niña se ha convertido en una jovencita preparada para dejar atrás el mundo en que se ha criado y comenzar una nueva vida. La obra tiene su punto fuerte en los matices que definen a cada personaje más que en los giros argumentales, está bien escrita con una prosa sencilla pero eficaz. Reconozco que llegué a esta obra, movido por la curiosidad sobre la figura de María Lejárraga, después de ver el episodio que le dedica la serie "Imprescindibles" y la espléndida obra de teatro de Vanessa Montfort "Firmado Lejárraga". Lo que en aquel momento era un encendido debate, donde no eran pocos los que se situaban del lado de Gregorio Martínez, hoy es un secreto a voces que su mujer participaba de manera activa y continuada en la redacción de buena parte de sus obras y escritos. Nunca sabremos en que porcentaje o que partes atribuir a cada uno. Gregorio se distinguió en su época por ser un prolífico escritor abarcando todo tipo de géneros, aunque finalmente fue en el teatro donde sus obras adquirieron mayor relieve. Además de su cuestionada faceta de escritor, fundó varias revistas y llevó a cabo la puesta en escena de numerosas representaciones teatrales. La vida de Maria Lejárraga es sumamente interesante, por lo que cuenta y por lo que calla, con buenos amigos como Juan Ramón Jiménez, Falla y Turina. Es de justicia reconocer el mérito de una mujer que hasta hace muy poco, había quedado eclipsada por la sombra de su pareja y firmante de la mayor parte de las obras que salieron de sus manos. + Leer más |