Cuando cumplí cuarenta de Gonzalo Maier
Y mientras le explicaba a mi hijo que ese pájaro no comía dinosaurios porque era vegetariano, comencé a sospechar que la adultez, de a poco, se irá transformando en el camino de vuelta hacia la neblina, en el regreso al tanteo, a una incertidumbre que lo teñirá todo. No por nada, dicen, los grandes se parecen a los chicos.
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