El agua del lago nunca es dulce de Giulia Caminito
Me veo a cuatro patas en el bosque, tratando de escapar de las responsabilidades de mis casi delitos, de las malas palabras, de los gestos furibundos, de las dulzuras que no supe dar, de la ternura que no pude recibir, de mi futuro, soy yo quien renquea y se agacha y tiene un pelaje erizado y duro, una armadura de animalidad correosa, yo gruño, yo olfateo, no quiero que nadie me detenga, me juzgue, me acuse, entonces alzo mi escopeta, que para mí es cuerpo, objeto vivo, capacidad, y apunto, una de las pocas cosas que sé hacer y que siempre sabré hacer.
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