El último verano en Roma de Gianfranco Calligarich
Roma era más que una ciudad, es una parte secreta de ti, una fiera escondida. Con ella no hay medias tintas, o le tienes un gran amor o debes marcharte, porque eso es lo que la dulce fiera exige, ser amada. Ese es el único peaje que te será impuesto venga de donde vengas, de las verdes y empinadas carreteras del sur, de las oscilantes rectilíneas del norte, o de los abismos de tu alma. De ser amada, se te ofrecerá tal como la deseas y no tendrás que hacer nada más que dejarte llevar por los lameteos de las olas del presente flotando a un palmo de tu legítima felicidad.
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