La hermana del desván de Gøhril Gabrielsen
En la vida real soy un ser humano hecho para los estados permanentes y eternos. Quizá me habría convenido casarme. Unión y compromiso de por vida. Y es que ¿acaso no soy así? ¿No es acaso cierto que las pocas veces que he salido de casa enseguida he deseado regresar? Cada paso, cada metro que dejo atrás, no solo me estoy alejando de casa, sino de mí misma. Me quedo sin habitaciones, hueca, sin techo y sin paredes. Y cuando me doy la vuelta, la mirada hacia la casa, el alivio, todo poco a poco regresa y vuelve a la vida. Y cuando en algún lugar del camino de retorno me reencuentro conmigo misma y me rodea mi felicidad casera, me echo a reír. ¿Cuánto tiempo he estado fuera? ¿Cinco minutos?
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