El punto aquí a destacar es que me he enterado con 30 años de esta parte de la historia de EE.UU, que no es sólo que no supiera si no que nunca en la vida había oído tan siquiera mencionarla ni por encima. George Takei nos narra su infancia en los campos de concentración para japoneses en Estados Unidos, y cómo les arrebataron literal y absolutamente todo de la noche a la mañana. Y de como, literalmente, eran el enemigo. ¿La pega? Demasiada poca crítica a yankilandia.
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